LOS MURALES DEL BANCO DE GUATEMALA

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Título

LOS MURALES DEL BANCO DE GUATEMALA

Descripción

Caminar por el Centro Cívico de la Ciudad de Guatemala es una experiencia que seguramente habrán experimentado los primeros pobladores del país en sus imponentes ciudades para los días de mercado. El sitio es visitado diariamente por miles de personas que deben realizar sus trámites administrativos en las distintas instituciones públicas que conforman esta muestra de la creatividad estética guatemalteca. Desde mediados de la década de 1950 los edificios del Palacio Municipal, el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social, el Crédito Hipotecario Nacional y el Banco de Guatemala han pasado a formar parte del paisaje urbano capitalino y del diario vivir de los guatemaltecos. De tal forma, que ya son pocos los que se preocupan por descubrir las maravillas que poseen cada una de estas construcciones, obra de jóvenes visionarios que marcaron no sólo la fisonomía de la ciudad, sino también las páginas de la historia de la arquitectura y de la plástica guatemalteca. Los arquitectos Jorge Montes, Carlos Heussler, Raúl Minondo y Roberto Aycinena fueron contratados para realizar estas edificaciones de gran simbolismo para el país, porque en el sector se centra una gran cuota de poder político, económico y legal. Estos vanguardistas diseñadores que venían influidos por sus estudios en el extranjero y las corrientes modernistas del momento, contaron con el apoyo de los artistas Carlos Mérida, Roberto González Goyri, Guillermo Grajeda Mena, Efraín Recinos y Dagoberto Vásquez, entre otros. Algunos de estos maestros plásticos encontraron en esos edificios la consolidación de sus carreras. Centro Cívico tuvo su origen en la apertura artística que se dio durante la década revolucionaria. Muchos de los jóvenes creadores en plena formación durante este lapso, tuvieron la oportunidad de acceso a becas para perfeccionar sus habilidades en las mejores escuelas de arte y universidades del extranjero. De ahí, que no resultara tan difícil encontrar a ese grupo de talentosos personajes que se unieron para concretar este proyecto, que aunque tenía toda la conceptualización moderna de la época, no dejaba de presentar rasgos precolombinos por la manera en que fue diseñado. Algunos estudiosos afirman que sus escalinatas, explanadas y elevaciones junto con los edificios que componen el conjunto urbanístico son una especie de remembranza de la Plaza Mayor de Tikal. Una idea comprobable si por un momento se cierran los ojos y se intenta recrear esas legendarias ciudades construidas con piedra, estuco y madera. Además, las ventanas eran poco frecuentes, y si se utilizaban, eran muy pequeñas y estrechas. Tal y como se aprecia en el edificio del Banco de Guatemala, que hoy nos ocupa, en el cual curiosamente los dictados de la corriente internacional pedían la supresión de ventanas e incluir defensas solares. Los exteriores de esas edificaciones precolombinas eran tratados de una manera especial porque se decoraban con esculturas pintadas, dinteles tallados, molduras de estuco y mosaicos de piedra. Las decoraciones se disponían generalmente en amplios frisos que contrastaban con franjas de ladrillos lisos. Al igual que esas construcciones contaban con su decoración, los arquitectos y artistas proporcionaron a estos modernos edificios creaciones monumentales e interiores ricamente decorados. Especialmente en el Banco de Guatemala, edificación en la cual la estructura de hormigón armado se combina perfectamente con la decoración mural de Roberto González Goyri y Dagoberto Vásquez, así como los esmaltes de Carlos Mérida en una reunión plástica sin parangón. "El inmueble es poseedor de valores únicos. Su existencia materializa la suma de filosofías humanistas que se fundamentaron en la necesidad de una creación con fines sociales. En ese lenguaje moderno con todo su peso que dio paso a otras expresiones y búsquedas para el artista guatemalteco", define Guillermo Monsanto en una monografía sobre el edificio de la institución bancaria. Con el concepto de integración muy claro, los jóvenes creadores apostaron por un sitio que fuera el exponente de una arquitectura moderna que respondiera al trabajo colectivo e interdisciplinario. La pintura y la escultura se fundieron con el cuerpo arquitectónico y no se tomaron como adornos vacíos sin significado. Los edificios se presentaron como una muestra de funcionalidad. Además, de constituirse en una parte importante de ese centro urbano, que aún ahora, 50 años después de su concepción, sigue vigente. A decir del arquitecto Jorge Montes en su artículo "Centro Cívico: un corazón de ciudad", la escultura y la pintura deben considerarse como la misma esencia de un edificio, desde que éste se planea. consecuencia, que la labor pictórica y escultórica queden introducidas en el cuerpo arquitectónico como parte de él, de tal manera que si se retiran se desintegra el edificio como concepción y, al revés, si se levanta el mural o se despega el relieve, éstos pierden su sentido y su ritmo como valores independientes", anota Montes. Centro Cívico pidieron a los artistas que todas sus creaciones artísticas giraran alrededor del tema de la nacionalidad guatemalteca antigua como actual. Sin embargo, es justo decir que en este edificio bancario se consiguió una integración de la arquitectura, la escultura y la pintura, logrando una verdadera solución arquitectónica-escultórica como han comentado en distintas oportunidades Jorge Montes y Roberto González Goyri. Para lograr esta meta y que tanto la obra artística se fusionara con el diseño arquitectónico, los murales de Vásquez y González Goyri, ubicados en las fachadas oriente y poniente respectivamente, se hicieron de concreto y se fundieron in situ (en el propio lugar). En este proceso se utilizaron formaletas de madera que fungieron como molde para contener el cemento, de esta forma, los artistas evitaron realizar primero un positivo y luego trasladarlo al muro. Sobre la pared de ladrillo se fueron colocando los moldes de 1.22 metros de alto por 2.44 metros de largo y se iba realizando la fundición. Al terminar el trabajo de vaciado y retirar las formaletas, se logró que el relieve se convirtiera en parte del paredón. Una característica muy importante de estos murales, es que los artistas los dejaron al natural, por lo tanto, al acercarse a observar detenidamente los detalles de cada pieza, se podrán detectar pequeñas imperfecciones que quedaron marcadas durante la fundición y que en ningún momento se intentaron ocultar de la vista del público. Por su parte y como contraste al monocromo exterior, están los murales de los artistas Carlos Mérida y Arturo López Rodezno, ubicados en el cubo de ascensores y la sala de sesiones de la Junta Monetaria, respectivamente. Para la elaboración de estas obras de arte se utilizó el esmalte vidriado sobre cobre. Esta técnica se caracteriza por utilizar el vidrio fundido que pasa a un estado líquido en el cual queda una superficie vítrea sobre el metal para moldear las piezas que formarán parte de la obra monumental. propiedades físicas, dependen de los diferentes grados que se utilicen durante la fusión. Centro Cívico ha sido imposible de imitar en la actualidad, porque son edificios que no solamente son funcionales, sino también transmiten a los transeúntes el placer de una verdadera obra de arte. Además ofrecen una visionaria unión de culturas, en una época en la que está de moda el término diversidad. Medidas: 40 metros de alto dividido en tres segmentos de 7.21 metros de ancho cada uno. Avenida es fácil encontrar la propuesta abstracta del artista Roberto González Goyri (1924). Retornado recientemente de realizar sus estudios en el extranjero, el joven creador venía imbuido de una serie de corrientes que quedaron en evidencia en este mural. Eliminó todo trazo figurativo y se dejó seducir por la libertad de expresión que le permitía este estilo. a través de los efectos de luz y sombra", apunta Haroldo Rodas, en una monografía sobre el artista. Los tres paneles son una expresión abstracta rítmicamente relacionada entre sí y adaptada totalmente al frío material utilizado en su creación, por lo que al igual que los murales del ala oriente, no desentonan con el diseño del edificio. "En estos murales sentimos la voluntad ordenadora del artista, precisa y rigurosa. González Goyri trabaja con la armonía de la imaginación y del cálculo. Es interesante cómo da soluciones y resuelve el problema de la luz y de la sombra que se crea con el relieve. El autor divide en tres partes la altura del mural y no le da el mismo grosor a los relieves, así como a la medida de las formas. Esta obra de arte fue una inspiración del maestro Dagoberto Vásquez Castañeda (1922-1999), reconocido por su obra escultórica, pictórica y grabado. En uno de estos apartados, el artista dio especial atención al fuego como fuerza creadora, purificadora e impulsadora del desarrollo, elaborándose junto a éste tres figuras que se integran en un solo cuerpo y reflejaban la historia, la economía y la cultura. Luego realizó una figura en movimiento que representaba al hombre y su afán por trabajar con la ciencia, en un concepto, que muchas feministas criticarían, a la mujer quedó representada como una fuente de belleza, además de ser la dadora de vida y un apoyo en el hogar, mientras al hombre se le presentó como forjador de ideas y cambios. Por otro lado, además de su afición por la música, Carlos Mérida sentía una atracción por la danza e incluso fue fundador de la Escuela de Danza de la Secretaría de Educación Pública de México y tuvo una importante participación en el desarrollo de ésta en el vecino país, razón por la cual se detecta esa maestría que utilizó para darle vida a las posiciones de las figuras danzando. Orozco y David Alfaro Sequeiros fundó el Sindicato de Obreros, Técnicos, Pintores y Esscultores. En 1931 inauguró la Escuela de Danza de la Secretaría de Educación Pública. En el vecino país ha dejado una muestra incalculable de su labor pictórica y muralística como el mural que realizó en 1923 en la Biblioteca Infantil de la Secretaría de Educación Pública y en 1964 el muro vitral de la sala Cora Huichol del Museo Nacional de Antropología de México. En Guatemala su trabajo monumental se encuentra en el Centro Cívico con "Canto a la raza" en el edificio del Palacio Municipal de la Ciudad de Guatemala, "Alegoría de la Seguridad Social" en el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social, "Intenciones muralísticas sobre un tema maya" en el Crédito Hipotecario Nacional y "Los sacerdotes danzantes mayas" en el Banco de Guatemala. Su obra se encuentra en colecciones privadas y museos de todo el mundo. Ha sido un pilar importante en el desarrollo de la plástica guatemalteca por lo novedoso de sus técnicas y sus formas que siempre guardaron una intrínseca relación con sus orígenes. Nació en la Ciudad de Guatemala el 2 de octubre de 1922 y falleció el 21 de junio de 1999. Ingresó a la entonces Academia de Bellas Artes en 1937, siendo director el escultor quetzalteco Rafael Yela Günther. Junto a otros compañeros de la época, en 1940 se convirtió en uno de los ayudantes del maestro Julio Urruela en la elaboración de los vitrales del Palacio Nacional. Simpatizante del ideario que forjó la Revolución de 1944, Vásquez fue uno de los artistas que disfrutó de esa primavera política y tuvo la oportunidad de obtener una beca para estudiar en la Escuela de Artes Aplicadas de Chile. En este lugar permaneció durante cuatro años y se especializó en la escultura, el tallado, modelado, moldeado y vaciado en bronce. A su regreso a Guatemala trabajó como maestro de dibujo geométrico en el Instituto Técnico Vocacional, el Instituto Rafael Aqueche y la Escuela Nacional de Artes Plásticas. Su primera exposición individual en Guatemala, la realizó hasta 1950. Tres años después ganó el concurso para realizar el mural "Las fuentes de la vida" en el Instituto de Nutrición de Centro América y Panamá, el cual realizó en mosaico de cerámica. una expedición arqueológica franco-guatemalteca dirigida por el arqueólogo francés Henry Lehmann. También ornamentó el muro del lado oriente del Banco de Guatemala, el edificio Carranza y el Museo de Arqueología y Etnología de Guatemala. En este lugar, realizó también un gran aporte para conservar la cultura guatemalteca porque investigó y publicó textos sobre las danzas folclóricas, música y pintura popular, así como el arte colonial y artesanía. Además tuvo la oportunidad de impartir sus conocimientos en distintas escuelas y facultades de las universidades del país. § Albizúrez Palma, Francisco, Luis Alfredo Arango y Ricardo Martínez. Dagoberto Vásquez Castañeda, una vida en el arte. 1974. § Juárez, Juan B. Carlos Mérida en el centenario de su nacimiento. Carlos Mérida, precursor del arte contemporáneo Latinoamericano. Artículo del libro Joyas artísticas del Banco de Guatemala. Datos dispersos de la plástica guatemalteca, 1892-1998. Artículo del libro Joyas artísticas del Banco de Guatemala. El Centro Cívico: un corazón de ciudad. Artículo del libro Joyas artísticas del Banco de Guatemala. El diálogo eterno del maestro González Goyri. Licenciada en Ciencias de la Comunicación con una maestría en Gestión de la Comunicación Política y Electoral. Desde 1993 ha laborado en la Universidad Rafael Landívar como catedrática de redacción y temas sobre Comunicación, además de asesorar tesis. Trabajó durante nueve años en la sección cultural de la desaparecida Revista Crónica y desde 2000 a la fecha labora como Jefa de Redacción de Revistas y Suplementos de Prensa Libre. También ha escrito artículos para varias publicaciones relacionadas con el arte y ha asesorado a varias instituciones culturales del país.

Editor

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Identificador

www.banguat.gob.gt/info/murales_banguat.pdf

Cobertura

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Colección

Citación

“LOS MURALES DEL BANCO DE GUATEMALA,” Biblioteca Virtual FAHUSAC, consulta 21 de noviembre de 2024, https://bvhumanidades.usac.edu.gt/items/show/1048.

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