Carlos Mérida

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Título

Carlos Mérida

Descripción

Es uno de los artistas guatemaltecos más universales; su nombre está indisolublemente asociado, no sólo al surgimiento, sino también al destino del arte latinoamericano. Teniendo en mente su larga y coherente trayectoria, se puede afirmar que la dilatada vida del ilustre pintor estuvo fecundada por el sueño de una expresión legítimamente americana, y que su obra, hija de esa vida y de ese sueño, señala el camino a un arte cuyas formas -nuevas y antiguas al mismo tiempo- pretenden expresar la esencia inédita del hombre que se ha formado tras cuatrocientos años de historia. De origen maya -quiché, Carlos Mérida nació el 2 de diciembre de 1891 en la ciudad de Guatemala, pero sus padres eran oriundos de Almolonga, un pequeño pueblo situado a escasos cinco kilómetros de la capital provincial, el departamento de Quetzaltenango, y renombrado por la excelencia de sus baños termales. Al terminar la secundaria, inicia sus estudios artísticos en el Instituto de Artes y Oficios con el profesor Manuel Carrera. En 1907 su familia regresa a Quetzaltenango, donde continúa con sus estudios de pintura y dibujo, que había comenzado en la ciudad de Guatem ala. También sigue estudios de música bajo la tutela del maestro Jesús Castillo (1877 -1946), su más temprana pasión, pero una esclerosis auditiva lo obligó a dejar el estudio de la música. En 1909 concluyó sus estudios de bachillerato en Quetzaltenango, y su familia se instala en la ciudad de Guatemala en forma definitiva. En 1912 ante la inexistencia de galerías de arte, Sabartés anima a Mérida a viajar a Europa. Realiza su primer viaje de estudios a Europa en compañía de Carlos Valenti, quien se suicida a los pocos meses. Es así es como llega a París. Estudia con Kees Van Dongen, Amadeo Modigliani, Piet Mondrian y frecuenta sus talleres. Hace amistad con Diego Rivera, Pablo Picasso, Roberto Montenegro, Angel Zárraga, Jorge Enciso y otros artistas que viven en París. En el siguiente año viaja por varios países de Europa. Regresa a Guatemala en 1914, donde introduce temas locales y motivos indígenas en su obra. Propone junto con Rafael Yela Günth er, escultor, crear un movimiento nacionalista e indigenista en artes plásticas y etnología. -quiché y de español (sentía) el hondo conflicto de no ser infidelidad a sus orígenes, que Mérida descubrió en sí mismo al regresar de París en 1914, era justamente lo que caracterizaba a la cultu ra americana de principios de siglo. A raíz de esta negación -que por otro lado era y sigue siendo una nefasta pervivencia de lo colonial- el arte a degradada de un arte europeo ya superado, incluso en aquel tiempo. Su geometrismo, inspirado en el textil maya, fue muy de avanzado en los momentos en que se gestó. caracterizan la obra de Mérida definen, además, el de los procedimientos artísticos para rescatarlas y expresarlas, en su pintura casi no hay referencia a los acontecimientos de la actualidad. Expone por segunda vez en Guatemala, en 1915, en el edificio Rosenthal, exposición que marca el inicio de la pintura contemporánea de su país. Allí se unió al movimiento muralista, del que fueron exponentes destacados: Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Sequeiros, interviniendo activamente en la renovación del muralismo mexicano. Asimismo, fue uno de los primeros coleccionistas del arte popular guatemalteco y, junto a Diego Rivera, Gerardo Murillo y otros, el iniciador de la revalorización de las artes, artesanías e industrias populares de México y Guatemala. Obra entrañada en artesanías y tradiciones populares guatemaltecas, en la gracia primorosa de los textiles guatemaltecos. Primeramente se advierte la gracia y el talento para olvidarlos y vivir con nostalgia que recordarse lo que no existe. Imaginación al combinar formas con sensualidad matemática; hay musicalidad en su mundo austero. Acento nativo insertado en modernidad, con factura de orfebre. M aneja con imaginación su repertorio de signos, con buen gusto. Lo del buen gusto es memorable; reconozco en ese don la mejor obra suya. Motivaciones maduradas con el empeño de vida más que laboriosa, inquieta. Y después de alcanzar una primera respuesta, desbaratémosla para satisfacción de la exigencia íntima. Aquel que encuentra un molde de pasteles y sigue haciendo pasteles, nada tiene que con el arte; sí con la prostitución o la pastelería. Un artista nunca se encuentra en un artista; los de la familia de Van Gogh me son predilectos. Evoco la vida cortesana de Velázquez, la vida cortesana de Rubens, evoco la obra casi desaparecida de Leonardo, que llevaba consigo el aniquilamiento, el demonio de crear es más hermoso que el hermoso resultado mismo. Un fracaso interesante es superior a un éxito sin interés. Geometría sabia y elemental, inagotable movida de las piezas de ajedrez de Mérida. Las telas indígenas de Guatemala se transfiguran; ya no le vienen, y es otra cosa. Un brujo de códice, de estela, le da la mano y lo sube de la oscuridad de la infancia al mediodía de hoy. Veo en su telar cómo sueña su lanzadora finísima, cómo las imágenes van amaneciendo, cómo van despertando en el lienzo que teje. Si en parte alguna del cuerpo el alma se concentra es en el ojo. El ojo músico de Mérida para el color y para el diseño. Carlos Mérida rodeado de Marco Augusto Quiroa, Roberto Cabrera, devenga ágil ritmo, canto. Hay ejemplos faustos de arquitecturas sostenidas en dos puntos, con eficacia de lo cabal y de lo grácil, en los cuales se escucha la armonía de lo estricto. El muralismo, mi charla con los compañeros de Hispanoamérica, principalmente con los de México, me hacía suponer que todo continuaba inédito y que revelarlo constituía la petulante tarea inmediata.

Editor

carlosvalenti.org

Identificador

carlosvalenti.org/media/amigos/CarlosMerida-biografia.pdf

Cobertura

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Colección

Citación

“Carlos Mérida,” Biblioteca Virtual FAHUSAC, consulta 21 de noviembre de 2024, https://bvhumanidades.usac.edu.gt/items/show/1051.

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